Ofrenda de Flores de los Colegios
a Nuestra Señora de Montserrat
En la mañana del viernes, día 25 de abril, los niños de los Colegios de la Parroquia de Nuestra Señora de Montserrat, participaron en la ofrenda de flores a la imagen de la Virgen dentro de los actos celebraciones programadas en honor de la Patrona cuya fiesta se celebra el próximo domingo, día 27 de abril.
A las 9,30 horas el Colegio Público Adela Díaz en su totalidad visitó la Parroquia acompañado del Claustro de Profesores presidido por su director. Después de un saludo del párroco y explicación del simbolismo de la imagen se procedió a la lectura de poemas a la Virgen como preparación a las ofrendas que culminaron con una breve oración mariana por las familias de los niños y por sus educadores.
Colegio Público Adela Díaz
A las 10,15 horas el Colegio Concertado de la Divina Infantita acompañado por el claustro de profesores dedicó a la Virgen canciones muy bien preparadas y acompañadas al ritmo de guitarras. El párroco comentó la vida de María en Nazaret, en alusión a la Inmaculada Niña, e invitó los niños a hablar con la Virgen con la confianza con que hablan con su madre. La ofrenda de flores la realizaron dos alumnos del Colegio en representación de todos los escolares, claustro de profesores y personal no docente.
Colegio Concertado Divina Infantita
A las 11,00 horas el Colegio Público Padre Méndez con más de doscientos alumnos realizó su ofrenda de flores en una ceremonia muy bien preparada en la que se intercalaron cánticos a la Virgen y se leyeron poesías en un clima de gran participación y alegría.
Colegio Público Padre Méndez
A las 12,00 horas el Colegio Ciudad de Almería ofreció a la Virgen sus flores, junto con un ramillete de poesías marianas que finalizaron con la oración del Ave María y un saludo del párroco al claustro de profesores animándoles a participar en estos actos que difunden la piedad mariana al tiempo que ayudan a crear conciencia de pertenencia a la parroquia y el barrio.
Colegio Cooperativa Ciudad de Almería
El Consejo Parroquial de Pastoral y la Escuela de Catequistas felicitan a los Centros de Enseñanza que han participado en la tradicional ofrenda de flores y, en especial, a los profesores/as de Religión y Moral Católica que han coordinado la actividad.
Las familias y los niños/as han quedado invitados para participar en la santa Misa y Procesión con la imagen de nuestra Señora el próximo domingo a las 11 de la mañana.
Fiesta Patronal de Nuestra Señora de Montserrat
Abril 2025
Días 23, 24 y 25 · Miércoles, Jueves y Viernes
· 19,30 horas: Santa Misa y Triduo.
Día 25 · Viernes
· 09,30 a 13,00: Ofrenda de flores de los Colegios.
· 18,00 horas: Ofrenda de flores de las Asociaciones y Grupos Parroquiales.
· 19,30 horas: Santa Misa.
Día 26 · Sábado
· 19,30 horas: Santa Misa y Oración Sabatina.
Día 27 · Domingo Día de la Virgen.
· 11,00 horas: Santa Misa y, a continuación, Procesión con la imagen de la Virgen.
"¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?"
(1 Corintios 15,55)
Anónimo. Siglo XVI. Museo del Prado
Nos felicitamos porque Dios Padre resucitó a Jesucristo
y nuestra vida desde entonces se llenó de sentido.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
Tierra Santa pide ayuda
Colecta Pontificia del Viernes Santo
“Respondamos al grito de cuantos sufren gravemente”
¡Ayuda a los cristianos de Tierra Santa!
Tu ayuda permite mantener los lugares santos y apoyar los proyectos caritativos y sociales que lleva a cabo la Iglesia en la Tierra de Jesús.
¡Dios te pague tu ayuda!
Jueves Santo
Día del Amor fraterno
17 de abril de 2025
Gracias a vuestras aportaciones podremos hacer realidad el sueño de Dios
Cuenta de nuestra Caritas Parroquial:
ES79 3058 0086 1127 2001 5904
Domingo de Ramos en el año jubilar de la Esperanza
Coincidiendo con las campanadas del reloj parroquial que anunciaba las 11,00 horas, dio comienza la celebración solemne de la Semana Santa de este año jubilar de la esperanza, con la comunidad reunida en el parque de san Isidro, el saludo del presidente de la celebración, la bendición de ramos y lectura del evangelio de san Lucas recordando la entrada de nuestro Señor en Jerusalén según la versión del evangelista san Lucas.
El cortejo procesional, en el que el sacerdote preside en el nombre del Señor y, en consecuencia, es una procesión litúrgica, partió hacia el templo parroquial abriendo el cortejo la cruz parroquial portada por el hermano mayor de la Hermandad que tienen su sede en nuestra parroquia, D. Juan Diego Linares Vera, al que siguieron los casi dos centenares de niños en Iniciación cristiana seguidos de los fieles.
Ante la presidencia litúrgica compuesta por el párroco, Manuel Pozo Oller, el presbítero del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), Francisco Ortega López, y el diácono, Joaquin Espino Parra, se colocaron los miembros de la asociación de fieles “Apóstoles del Lavatorio” portando palmas.
En la celebración animaron los cantos Catherine Togo, salmista, y Adrián Almecija, profesor de música ajustándose al criterio del II Concilio del Vaticano de que el pueblo el pueblo participe activamente en la liturgia.
La homilía, necesariamente breve por el espacio que ocupan las proclamaciones de las lecturas del día, incluida el texto largo de la Pasión, versó sobre la situación de peregrinos del pueblo de Dios y la necesidad de caminar con esperanza; sobre los ramos y palmas símbolos de paz y martirio; acerca de la libertad de Jesús, que conociendo su destino, ofrece con toda libertad su vida y sube sin miedo a Jerusalén; y, por fin, una exhortación a vivir el triduo pascual con intensidad evangélica y a participar, en la medida de los posible, en las procesiones que se celebrarán, si el tiempo lo permite.
Al finalizar la Santa Misa el párroco invitó a los presentes, especialmente a los niños, a participar en una foto de familia como recuerdo de este día, entoldado por las nubes primaverales, pero muy hermoso y luminoso en su intensidad espiritual y celebrativa. También se repartió entre los asistentes el programa de celebraciones para esta semana.
Retiro Espiritual como preparación a los Días Santos
El sábado de Pasión, día 12 de abril, la comunidad parroquial estaba convocada por el Consejo de Pastoral para celebrar el retiro de preparación a los días santos de la Semana mayor.
La semana del día 31 de marzo al 4 de abril se han celebrado ejercicios espirituales que han constado de una introducción, celebración de la santa Misa y trabajo personal en casa que incluía momentos de meditación y oración sobre la vida cristiana y el compromiso en el mundo. Las meditaciones comenzaron con la presentación de la carta del papa Francisco sobre la Cuaresma que lleva por título “Caminemos juntos en la esperanza”.
El retiro del sábado, dirigido por el M.I.Sr. D. Juan Torrecillas Cano, Canónigo de la SAI Catedral de la Encarnación y capellán de las Religiosas de la Inmaculada Niña, comenzó con la oración litúrgica de la hora intermedia, seguida de la meditación que versó sobre la “Muerte y Resurrección de Nuestro Señor, acontecimiento histórico”.
Al finalizar los puntos de meditación el diácono permanente, D. Joaquín Espino Parra, expuso el Santísimo Sacramento con toda solemnidad y la comunidad permaneció en oración hasta la Bendición solemne e inicio de la santa Misa.
Acabada la eucaristía se procedió a la celebración de la Penitencia comunitaria contando para la administración del sacramento con varios sacerdotes.
Un día jubiloso y un pórtico hermoso en vísperas del domingo de ramos que nos introduce en el triduo pascual, centro de las celebraciones litúrgicas.
Semana Santa
Año 2025
13 al 20 de abril
Celebraciones
Día 13. Domingo de Ramos en la Pasión del Señor |
· 11,00 horas: Bendición de Ramos, procesión hasta el Templo Parroquial y Eucaristía. [La bendición de ramos se realizará en el Parque de San Isidro junto al edificio de los Juzgados].
· 19,30 horas: Eucaristía vespertina.
Días 14, 15 y 16 Lunes, Martes y Miércoles Santos |
· 18,00 horas: Confesiones.
· 19,30 horas: Santa Misa.
Días 17, 18 y 19 Tríduo Pascual |
Día 17. Jueves Santo en la Cena del Señor.
· 10,00 a 13,00 horas: Confesiones.
· 18,00 horas: Celebración de los Santos Oficios de la Cena del Señor. Traslado de la Eucaristía al Monumento. [Colecta a favor de Cáritas Diocesana].
· 22,00 horas: Hora Santa. [El templo se cerrará a las 23,30 horas y abrirá sus puertas al día siguiente a las 9,00 horas].
Día 18. Viernes Santo en la Pasión del Señor.
· 12,00 horas: Vía Crucis.
· 18,00 horas: Santos Oficios de la Pasión y Muerte del Señor. [Colecta a favor de Tierra Santa].
Día 19. Sábado Santo.
· 09,30 horas: Meditación y oración del Oficio de Lecturas y Laudes.
· 22,00 horas: Celebración Solemne de la Resurrección del Señor. Dispensación del sacramento del del bautismo a Catecúmenos en edad escolar.
Resurrección de Cristo y las mujeres en la tumba,
Fra Angélico (1440-1442) convento de San Marcos, Florencia
Día 20. Domingo de Resurrección |
· 10,00 horas: Salida procesional con la imagen de Cristo Resucitado de la Hermandad de Jesucristo Resucitado. Señor de la Vida y María Santísima del Triunfo.
· 11,00 horas: Eucaristía.
· 19,30 horas: Eucaristía vespertina.
Sacramento de la Penitencia
Horarios
Sábado, día 12
20,00 horas. Penitencia Comunitaria
Lunes, Martes y Miércoles Santo,
días 14, 15 y 16
18,00 a 19,30 horas
Jueves Santo, día 17
10,30 a 13,00 horas
Semana de Pasión
Días 7 al 13 de abril
Día 10. Jueves de la V Semana de Cuaresma
· 19,30 horas: Celebración de la Eucaristía.
· 20,15 horas: Exposición del Santísimo.
Día 11. Viernes de Dolores
· 19,30 horas: Celebración de la Eucaristía.
· 20,15 horas: Vía Matris. Oración con la Virgen María.
Día 12. Sábado
· 17,00 horas: Oración de la Hora intermedia.
· 17,30 horas: Meditación dirigida por D. Juan Torrecillas Cano, Canónigo de la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación y Capellán de las Religiosas de la Inmaculada Niña.
· 19,30 horas: Celebración de la Eucaristía.
· 20,15 horas: Celebración Comunitaria de la Penitencia.
Día 13. Domingo de Ramos en la Pasión del Señor
· 11,00 horas: Bendición de Ramos, procesión hasta el tempo parroquial y Eucaristía. [La bendición de ramos se realizará en el Parque de San Isidro, junto al edificio de los Juzgados].
· 19,30 horas: Eucaristía vespertina.
Domingo V de Cuaresma
Amor al Pecador
En este domingo V de Cuaresma comentamos un pasaje que curiosamente no solía incluirse en los manuscritos joánicos más antiguos y que ha sido recuperado en las traducciones bíblicas más recientes situándolo en el contexto de la controversia de Jesús con el judaísmo situándolo en el contexto de la fiesta más popular y frecuentada del año llamada de las chozas o tabernáculos (Jn 8,1-11). En aquel contexto de fiesta, en la ciudad de Jerusalén, encontramos la narración donde se dice que Jesús se retiró al monte de los Olivos a orar antes de ir al templo al amanecer, a donde comenta el texto, acudía «el pueblo» para oír sus enseñanzas. El evangelista hace notar que enseñaba con autoridad como indica su posición sedente.
El Evangelio de la mujer sorprendida en flagrante adulterio evoca la parábola del padre misericordioso, cuyo hijo díscolo en este pasaje se presenta en femenino. Así la mujer del relato es un ejemplo tipo de pecadora, como aquel hijo menor que marchó de casa. El hermano mayor se asemeja a los letrados y fariseos que se creen justos y jueces para acusar. Jesús representa al Padre que calla, que no condena, que perdona y devuelve la dignidad perdida.
La pregunta de los “sabelotodo del lugar” no es inocente. Conocían el modo de pensar de Jesús respecto a los pecadores y le provocan para que se exprese de nuevo para poder acusarle y condenarle. La Ley mosaica avalaba a aquellos diletantes preocupados por el cumplimiento, todo pareciera que está de su parte. Ya estaba previsto en la Escritura: «si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, será muerto tanto el adúltero como la adúltera» (Lv 20,10). Por tanto, aplicada la ley judía inmisericorde, aquella mujer podía considerarse muerta.
La escena se desarrolla públicamente en el templo. La cuestión planteada, como se diría en clase de leyes, es un caso legal práctico. Aquellos leguleyos no piden a Jesús una sentencia forense, porque éste no es juez. Le piden una aplicación de la ley mosaica al caso que tienen delante. Cualquier respuesta puede ser comprometidas porque las preguntas formuladas vendrían a equivaler a si hay que llevar a la mujer adúltera al tribunal competente o, por el contario, si hay que proceder a ejecutarla sin más trámites dado que el caso es evidente y la ley no da lugar a dudas.
Jesús conocía el modo previsto de practicar la lapidación a los pecadores públicos. Los testigos del delito tenían que arrojar las primeras piedras, después seguía la comunidad como afectada directamente por el pecado (cf. Dt 17,7). Jesús agachado escribe en el suelo, como el que echa cuentas. El comentario del biblista Juan Mateos sobre el signo de Jesús que se pone a escribir (en griego kategraphen) se puede traducir “dibujar, escribir, hacer signos”, pero también “poner una acusación por escrito”. El profesor se inclina por esta segunda interpretación en la que Jesús que sin alzar la voz ni estridencias muestra la culpabilidad de los acusadores.
El silencio de Jesús es toda una predicación que impacienta a los presentes que finaliza con una enseñanza que vale su peso en oro: «El que esté libre de pecado que tire la primera piedra». Aquellos hombres optan por desaparecer de escena. Al final, como comenta san Agustín «solo dos se quedan allí: la miserable y la Misericordia» (In Ioann. Evang, 34,6) y allí se pronuncian aquellas palabras de salud integral, triunfo de la misericordia: «Mujer, yo tampoco te condeno».
La cosa no queda ahí porque Jesús le dice a la mujer restaurada en su dignidad: «Vete y en adelante no peques más». Jesús ama a los pecadores, no al pecado porque el pecado ya es en sí mismo un castigo.
Jesús nos invita con este gesto de misericordia a “no tirar piedras contra nadie”, porque todos somos pecadores. En verdad, lo que aquella mujer necesitaba no eran piedras, sino una mano amiga que le ayudara a levantarse para caminar en libertad.
Manuel Pozo Oller
El Papa Francisco responde a las cartas de apoyo enviadas por los niños de la Parroquia de Montserrat
Los niños de la parroquia de Montserrat han recibido una respuesta oficial del Vaticano tras enviar una recogida de cartas dirigidas al Papa Francisco, en las que expresaban su afecto y oraciones por su salud.
La respuesta, firmada por la Secretaría de Estado de la Santa Sede, fue enviada el pasado 6 de marzo de 2025. En ella, se agradece a los pequeños sus mensajes y dibujos, destacando el cariño y la cercanía manifestados hacia el Santo Padre. Además, el Papa les anima a vivir con alegría su fe cristiana, a rezar cada día y a asistir a la catequesis de manera constante.
Como muestra de gratitud, el Pontífice ha asegurado su oración por los niños y sus familias, encomendándolos a la protección de la Virgen de la Esperanza, y les ha impartido su Bendición Apostólica.
Este gesto ha sido recibido con gran emoción por la comunidad parroquial, que celebra la cercanía del Papa y el reconocimiento a la iniciativa de los más pequeños en este acto de fe y solidaridad.
Ejercicios Espirituales
Lunes 31 de marzo a Viernes 4 de abril
La Anunciación. Fra Angélico
Lunes, 31 de marzo
«Caminemos Juntos en la esperanza»
Mensaje del Papa para la Cuaresma 2025
Martes, 1 de abril
«Los Evangelios, libro de ruta para el discípulo»
Miércoles, 2 de abril
«La misericordia que restaura el pecado»
Jueves, 3 de abril
«La Adoración eucarística»
Viernes, 4 de abril
«El misterio de la Cruz»
Hora: 20,00 horas · Templo Parroquial
Domingo IV de Cuaresma
Perdón sin Condiciones
El IV domingo de Cuaresma es llamado en la liturgia católica el domingo de «laetare» o de la alegría. Se denomina así por las primeras palabras de la antífona de entrada de la Misa donde se recuerda el pasaje de Isaías 66 donde se lee: «Alegraos con Jerusalén y regocijaos con ella todos los que la amáis; saltad de gozo con ella los que por ella llevasteis luto». Es una fiesta colocada a mitad de la Cuaresma para tomarnos un “refrigerio” antes de afrontar el último tramo penitencial que lleva a la Pascua.
El evangelio de este domingo IV de Cuaresma (Lc 15, 1-3.11-32) comienza con una crítica de los fariseos y los letrados a la actuación de Jesús que «acoge a pecadores y come con ellos». Jesús explica, con la profundidad y suavidad del género parabólico, su modo de proceder con la parábola del Padre misericordioso y los hijos díscolos. Esta enseñanza es una catequesis espléndida del amor sin medida de Dios Padre que “ama y perdona sin condiciones”. El amor del padre de la parábola sana y restaura a la persona herida. Es un amor que no exige contrapartidas y no humilla al que se siente arrepentido. Es un amor que confía y espera en el otro y, movido por las entrañas de misericordia, cuando lo ve a lo lejos, se conmueve y sale a su encuentro para echarse en los brazos del que se fue lejos, entre lágrimas y silencio, para significar la alegría indescriptible de la vuelta a casa y la posibilidad abierta de poder orientar de nuevo su vida. Las enseñanzas de la parábola, en las actitudes y modo de proceder del Padre, es todo un programa de acción pastoral cuyo eje trasversal necesariamente tiene que ser la misericordia.
La restauración integral del hijo menor que se fue de casa viene expresada en el texto con símbolos que superan la razón pero que son imprescindibles para vivir la alegría del Evangelio. El Padre le viste con el mejor traje, le coloca el anillo, cubre sus pies con sandalias, ordena celebrar un banquete. La fiesta, expresión comunitaria de la alegría de vivir, cobra su sentido principal en que «este hijo mío estaba muerto y ha revivido». De ahí la alegría y la fiesta. El Papa Francisco, comentando la parábola en la oración del Ángelus de 27 de marzo de 2022, decía: «¡Dios no sabe perdonar sin celebrar!».
Por el contrario, la bondad y misericordia del Padre no es comprendida por el aguafiestas del hijo mayor que no ha experimentado la fuerza curativa del perdón y vive preocupado únicamente de lo suyo incluso con mucha diligencia y empeño a la hora de cumplir con sus obligaciones pero, ahí está el quid de la cuestión, su corazón se ha ido endureciendo con el paso del tiempo y sus juicios sobre los demás se han hecho fríos como el mármol cuestión que le provoca un ataque de celos y envidia cuando ve correr a su padre en busca de aquel que, a su juicio, es un impresentable y, por su mala vida, ya no considera de los suyos. Es un hombre prisionero de los prejuicios humanos incapaz de alegrase con lo bueno de los demás. El Papa, en la catequesis que citamos más arriba, constata que, para acompañar en situaciones difíciles, «la distancia, la indiferencia y las palabras ásperas no ayudan». Muchos interrogantes brotan espontáneamente de la actitud del hijo mayor, por otra parte, tan parecido a nuestra realidad. Puede ayudarnos a reflexionar este domingo las cuestiones siguientes: ¿Me considero justificado por cumplir con mis obligaciones religiosas? ¿Me pongo en lugar del otro o soy juez implacable de su vida? ¿Me alegro con la vuelta a casa de los demás? ¿He perdido el sentido de la alegría y la fiesta?
Las comidas de Jesús, en efecto, son resumen de su misión y mensaje, imagen del reinado de Dios ya comenzado. En consecuencia, no hay duda que Jesús compartió la comida con los pobres y los últimos e hizo de su causa su programa. El teólogo J. L. Espinel escribió en su día que «Cuando los evangelios dicen que Jesús comía con pecadores, hay que entender que en realidad comía con pecadores» (La eucaristía del Nuevo Testamento (Salamanca 1980) 79.
Manuel Pozo Oller
Domingo III de Cuaresma
Fruto Abundante
En el pasaje evangélico de este III Domingo de Cuaresma Jesús aprovecha dos acontecimientos trágicos recientes para hacer una llamada general a la conversión en orden a dar buenos frutos (Lucas 13,1-9). La escena se sitúa en el camino de subida a Jerusalén donde unos desconocidos se acercan al Maestro para contarle las malas nuevas que acababan de suceder. Por una parte, la degollación de un grupo de galileos efectuadas en el atrio del templo mientras se ofrecían sacrificios por orden del procurador romano Pilato. Para los judíos esta acción era horrorosa, no solo por la muerte de aquellos desdichados, sino también por cuanto la sangre de los asesinados se había mezclado con la sangre de los sacrificios en fiesta tan concurrida e importante como la Pascua. Seguramente las gentes que refirieron a Jesús lo sucedido creían que acudiendo a él podría intervenir para cambiar la situación contra el poder constituido. Por otra parte, por aquellos días, estaba reciente la muerte de dieciocho personas aplastadas por el derrumbamiento de la torre de Siloé. Muchas desgracias en poco tiempo. Estas desgracias hacían pensar al pueblo judío que Dios les “castigaba” o, al menos, se mostraba ausente y desinteresado ante tanto dolor.
Jesús ante las noticias terribles que le llegan trasciende los hechos para plantear la cuestión de forma distinta. Los judíos habían sido educados en la convicción de que no hay pecado sin culpa y, por tanto, que las grandes desgracias presuponen graves pecados de los desdichados y, consecuentemente con esa mentalidad, las desgracias son consideradas como un castigo merecido. Jesús no juzga ni culpa a los galileos asesinados ni a los fallecidos trágicamente en Siloé sino que, partiendo de la realidad dolorosa de los acontecimientos, enseña que una muerte violenta repentina tiene que hacer reflexionar a los que todavía gozan del don de la vida sobre la importancia de vivir en plenitud el momento presente. Hace años el Hermano Rogers, fundador de la comunidad ecuménica de Taizé (Francia), escribió un precioso y profundo libro, cuya lectura me hizo mucho bien, sobre la necesidad de vivir “el momento presente”, en una “dinámica de lo provisional”. Esa es la enseñanza de Jesús que trasciende los hechos acaecidos para invitar a vivir el momento con los ojos abiertos a Dios y a la realidad en una permanente conversión y búsqueda para “no perecer de la misma manera” que aquellos cuya muerte fue el gran fracaso de sus vidas.
San Lucas, después de constatar la fragilidad del ser humano y aclarar que las desgracias son un misterio que se presentan al margen de la bondad o no de los que las padecen, se pregunta sobre el sentido profundo de la vida y cuál es su finalidad. El evangelista, sin ambages, indica que la vida, que ha sido plantada en la viña del Señor, tiene sentido si es fecunda y da fruto (cf. Lc 6,16).
La parábola de la higuera estéril, en efecto, es el símbolo de una vida humana improductiva que llega a agotar la paciencia del agricultor. Los galileos murieran por causa de la perversidad de Pilato y los dieciocho judíos aplastados por una torre, murieran por accidente. No es el caso de la higuera estéril. La higuera tiene que morir porque no da fruto, porque no es más que un parásito que se nutre de los alimentos que roba al viñedo. Esta situación de improductividad ha colmado la paciencia de su amo que la ha cuidado por tres años con primor. En definitiva, la invitación de Jesús, a pesar de las desgracias y dificultades continuas de este mundo, es a ser fecundos. Por el contrario, «el pecado más grande», es no hacer nada, estar permanentemente mano sobre mano nutriéndose del trabajo o buena voluntad de los demás. Todos, en verdad, tenemos la responsabilidad de producir y dar frutos abundantes. La higuera, como el seguidor de Jesucristo, tiene como vocación dar fruto abundante evitando “no ocupar terreno en balde”. ¡Todo un itinerario de conversión!
Manuel Pozo Oller
Actos de nuestra Hermandad en el V Aniversario de la Bendición de la Imagen titular de Jesucristo Resucitado
La Hermandad de Jesucristo resucitado y Señor de la Vida, después de la celebración eucarística de la tarde del sábado, día 16 de marzo de 2025, celebró el acto de presentación del cartel de la procesión del día de Resurrección en el marco entrañable del templo parroquial.
Presentación del cartel con Francisco Cortés, Pregonero
La presentación del cartel, que se celebró coincidiendo con las fechas de la bendición de la imagen de Jesucristo resucitado, y que tuvo como preparación la misa solemne presidida por el Obispo diocesano, D. Antonio Gómez Cantero, justo la semana anterior, tuvo como mantenedor del acto a D. Víctor Pérez, hermano experimentado en estos oficios.
El presentador, hermano fundador de la asociación pública de fieles, D. Francisco Cortés, introdujo su disertación con una poesía para pasar a los saludos de ritual, antes de pasar a relatar los inicios de la Hermandad y sus sueños que acabaron con la erección canónica de la Hermandad, la designación de sede y la bendición de la imagen de Jesucristo resucitado, titular de la asociación. Con este ambiente preliminar se procedió a desvelar el cartel por el Hermano Mayor, D. Juan Diego Linares y el autor del mismo, D. Jorge Cazorla.
De izquierda a derecha: Francisco Cortés, Juan Diego Linares, Manuel Poco y Jorge Cazorla
La disertación, una vez mostrado el cartel, se centró en su explicación en el que los colores hacen alusión a los colores propios de la Hermandad y donde su simbología recuerda el aniversario del V aniversario de la bendición de la imagen.
El acto se cerró con unas palabras del párroco, D. Manuel Pozo Oller, en las que recordó los inicios de la Hermandad y los restos a los que se ha tenido que hacer frente junto a la satisfacción de hallarnos hoy en día con una hermandad asentada y en continuo crecimiento. Animó, como es preceptivo, a vivir con intensidad la Cuaresma y a participar en los actos de formación común y celebraciones de la parroquia para terminar con una oración.
Anteriormente a este acto, a las 17,00 horas, la Hermandad celebró Cabildo ordinario de hermanos cuyo punto central fue la dación de cuentas del año 2024 y su aprobación y la presentación del presupuesto de 2025 siendo ambos aprobados para proceder a su entrega, como es preceptivo, en nuestro Obispado.
Cartel 2025
Domingo II de Cuaresma
Gloria Divina
El episodio de la transfiguración (Lc 9, 28b-36) es colocado por el evangelista san Lucas después de cinco máximas sobre el seguimiento en las que se describe el camino que ha de seguir el discípulo, a saber, la renuncia a sí mismo, cargar con su verdad (cruz), identificarse con el Maestro, dar la vida, si fuere preciso, por el Reino, y no avergonzarse jamás de Jesús ni de su mensaje (9, 23-27).
Jesús, nos narra el pasaje que comentamos, se aparta del ámbito de lo cotidiano y se retira a un lugar favorable para encontrase a solas con Dios. La tradición asocia este lugar de retiro al monte Tabor, pero lo cierto es que san Lucas no tiene interés en la localización geográfica, sino en su significado histórico-religioso más profundo como “lugar de manifestación y encuentro con Dios” y “lugar de oración”. El evangelista gusta situar a Jesús en un ambiente de oración previo a la toma de decisiones importantes. El ejemplo de Jesús es norma para el discípulo que ha de imitar al Maestro poniendo siempre en manos de Dios su vida, sus proyectos y sus obras “para su mayor gloria”.
Para comprender y orar con el texto de este II domingo de Cuaresma hemos de tener presente, en primer lugar, que su redacción se hace acudiendo en su expresión a una escenografía apocalíptica. Las alusiones al color blanco de los vestidos y la nube que envuelve a los personajes, recrean esta escenografía expresando simbólicamente la presencia y gloria de Dios al estilo de los relatos del Antiguo Testamento.
En segundo lugar, hemos de tener presente que los personajes de Moisés y Elías, las dos grandes figuras veterotestamentarias, representan las expectativas del judaísmo inmediato anterior a la era cristiana que soñaba con el regreso del exilio a la tierra prometida. Ambos personajes representan y son símbolos de la ley y de los profetas. San Lucas los presenta en el monte luminosos, “llenos de gloria”. Moisés, liderando a su pueblo de la esclavitud a la libertad, protagoniza un acontecimiento que es interpretado como la manifestación de la “gloria” del Señor. En la figura de Elías se evoca y recuerda el viaje del profeta al monte Horeb (Cf. 1 Re 19,4-8) y su relación de este monte con el éxodo (cf. Ex 3,1; Dt 1,2; 5,2). La presencia de los dos personajes en la montaña tiene un significado grande porque con ellos desaparece el antiguo Israel. La voz de Dios desde la nube (v.35), es el comienzo de una nueva era donde ya no habrá que escuchar ni a Moisés ni a Elías, porque el único portavoz de Dios, es solo “su Hijo, el escogido”. En Él comienza un nuevo y definitivo éxodo del pueblo de Dios cuya meta no es la tierra prometida sino “un cielo nuevo y una tierra nueva” (Apoc 21,1).
En tercer lugar, para comprender el texto, hemos de recordar el significado de la fiesta de las chozas o de los tabernáculos. Originariamente era una fiesta agrícola y de pastores conocida también como la fiesta de la recolección o de la cosecha. En opinión del historiador Flavio Josefo era “la fiesta más sagrada e importante de los hebreos” (Ant. VIII, 4,1, n. 100). En tiempos de Jesús, la fiesta se celebraba con una peregrinación donde las gentes solían ir al campo y allí pernoctaban en cabañas o en tiendas. De ahí que Pedro asocie, de modo espontáneo su experiencia de estar con Jesús trasfigurado en la montaña, con el gozo y euforia de la celebración de esta fiesta de tanta importancia para el pueblo israelita.
Estas tres claves son el contexto necesario para entender el texto cuyo eje central es el primer anuncio de la pasión de Jesús que se “consumará en Jerusalén”. La revelación, la voz que sale de la nube, declara que Jesús es más que cualquier mesías, es el “Hijo” y el “Elegido”, al único que hay que escuchar, ya no hay mediadores ni mediaciones.
Los discípulos en este episodio no quedan especialmente bien porque se aburren “y se caen de sueño”. Cuando hablan “no saben lo que dicen”. Se asustan ante la gloria de Dios. Están fuera de juego y no comprenden. Tendrán que esperar a encontrase con el Señor resucitado para entender que el Hijo encarnado es comienzo de la humanidad nueva.
Manuel Pozo Oller
Domingo I de Cuaresma
Desierto y Tentación
El miércoles pasado comenzamos el tiempo litúrgico de la Cuaresma con el rito de la imposición de ceniza. En este itinerario cuaresmal, en el primer domingo, el Evangelio de san Lucas nos presenta a Jesús en el desierto como lugar de tentación (4,1-13).
Las tentaciones se presentaron a Jesús terreno a lo largo de toda su vida. Los evangelistas las reagruparon en torno al paisaje singular del desierto, lugar bíblico de excelencia para la búsqueda y el discernimiento. El autor sagrado, coloca estratégicamente esta sección después de la confirmación de Jesús como Hijo de Dios en su bautismo (3,22) y, al tiempo, hombre como muestra la genealogía familiar (3,23-38). En el evangelio de este domingo se nos presenta a Jesucristo, Dios y hombre verdadero, a las puertas del comienzo de su vida pública, en el desamparo y aridez del desierto, debatiéndose en la tensión de elegir entre la voluntad del Padre y el cómo y por dónde empezar el anuncio del reinado de Dios, así como qué medios se ha de emplear para llevar a cabo la misión encomendada. El texto se abre con una paradoja. Jesús, “lleno del Espíritu Santo”, fue llevado por el mismo Espíritu “por el desierto, mientras era tentado por el demonio”.
En aquél lugar inhóspito y árido Jesús ha de elegir sobre qué tipo de acciones y medios ha de emplear en el anuncio de la buena nueva. La tentación primera se presenta en el momento de debilidad humana cuando Jesús siente la necesidad primaria del hambre. Es el momento propicio en que Satanás le sugiere sutilmente que emplee el poder recibido para su tarea mesiánica en favor propio y convierta las piedras en panes. La tentación se presenta siempre como invitación a dudar de Dios para, a continuación, amparándonos en la seguridad aparente del bienestar y la prosperidad económica, adorar al becerro de oro. Es una tentación que conduce a la persona idólatra a la evasión de la propia responsabilidad delegando en los dioses mágicos la solución de los problemas.
En la segunda tentación, después del ofrecimiento de Satanás de la salvación por los medios materiales, ahora ofrece a Jesús el camino del mesianismo político y el empleo del poder que tanto alaga la vanidad humana. Una tradición popular esperaba la aparición del mesías descendiendo del cielo y posándose en el alero del templo con gran vistosidad y manifestación de poder. La tentación no consiste propiamente en “arrodillarse ante Satanás”, ¡qué ya es gran disparate!, sino en justificar el recurso al poder y a la gloria como medio para subir y mandar. El poder y la gloria son tentaciones permanentes. Joachim Jeremías, luterano y profesor del Nuevo Testamento, afirma con evidente claridad conceptual que “la adoración a Satanás, en el monte desde el que se contemplaba todo el mundo, tiene indiscutiblemente como objeto la actuación de Jesús como caudillo político” (Teología del Nuevo Testamento, Salamanca 1974, 91). El deseo de poder para oprimir a los débiles ya es idolatría. Estar en posesión de riqueza, y poder al estilo del mundo, equivale, a poco que nos descuidemos, a suplantar a Dios por la idolatría de uno mismo.
La tercera tentación propuesta a Jesús consiste en ofrecer en público una señal absolutamente decisiva para demostrar sensiblemente hasta qué punto estaba Dios con Jesús y hasta qué punto podía Jesús disponer de Dios para garantizar el éxito de su misión. Es frecuente la petición a Jesús que avale su ministerio público con una señal mesiánica aparatosa y mágica (cf. de parte de familiares, discípulos, fariseos, sacerdotes, el pueblo en general). Es, por tanto, una tentación más sutil. Aparentemente no se busca el provecho propio, sino el interés de Dios para que los demás crean gracias a los signos prodigiosos. Todos, antes o después, de una manera u otra, somos o seremos tentados. En consecuencia, las tentaciones que sufrió Jesús son nuestras permanentes tentaciones que, con leves matices, se pueden resumir en el deseo desordenado de construir el Reino de Dios por los caminos equivocados del tener, poder, y subir, a costa del olvido providente de Dios y el uso interesado de su santo nombre.
Manuel Pozo Oller